Page 162 - Germán Horacio
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Germán Horacio



                                       Entre España y México




                                   Qué hilo tan fino, qué delgado junco

                                 —de acero fiel —nos une y nos separa
                                  con España presente en el recuerdo,

                                 con México presente en la esperanza.

                                   Repite el mar sus cóncavos azules,
                                    repite el cielo sus tranquilas aguas

                                y entre el cielo y el mar ensayan vuelos
                                de análoga ambición, nuestras miradas.

                                 España que perdimos, no nos pierdas;

                                   guárdanos en tu frente derrumbada,
                                   conserva a tu costado el hueco vivo

                                        de nuestra ausencia amarga

                                  que un día volveremos, más veloces,
                                    sobre la densa y poderosa espalda

                                 de este mar, con los brazos ondeantes

                                     y el latido del mar en la garganta.

                                     Y tú, México libre, pueblo abierto

                                      al ágil viento y a la luz del alba,

                                    indios de clara estirpe, campesinos
                              con tierras, con simientes y con máquinas;

                                 proletarios gigantes de anchas manos

                                     que forjan el destino de la Patria;
                                            pueblo libre de México:

                                   como otro tiempo por la mar salada

                                   te va un río español de sangre roja,
                                     de generosa sangre desbordada.

                             Pero eres tú esta vez quien nos conquistas,

                               y para siempre, ¡oh vieja y nueva España!







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