Page 230 - Germán Horacio
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Germán Horacio
de Germán Horacio, acentos de una expresividad, no solo
suasoria sino personal. Y hay, en el conjunto, composiciones
como “Picadilly No.27”, que agrupa cuatro mujeres sentadas en
el suelo, una de ellas guitarra en mano, en que la gracia fina de
la composición logra una sensación certera de ambiente. Y lo
mismo cumple subrayar en “La zapatilla”, una danzarina
sentada en un banquito, con un pie calzado y el otro no, en que
la actitud, a la vez que tiene vida, es una expresión que
pudiéramos calificar de espontáneamente donosa. En cambio
las composiciones estrechamente realistas, en que las figuras
se ciñen, sin asomo de efugio imaginativo, a la visión
inmediata, aunque bien resueltas y demostrativas siempre de
una sólida preparación, son menos elocuentes.
En su ya, apuntado picassismo, Germán Horacio, en
ocasiones, en nuestra opinión, en demasiadas ocasiones, se
deja llevar de unas desproporciones, o, si se prefiere, de un
desajuste en las proporciones lógicas, que no vienen a cuento:
ni para imprimirle mayor vigor al carácter global de la escena, ni
para insistir en la expresión de una figura determinada. El que
un brazo sea desmesuradamente largo con relación al otro, o
una pierna de insólito grosor, en nada realza la fuerza ni la
gracia de un cuerpo. De esperar es que, en adelante, el artista
no incurra ya en arbitrariedades tan inútiles y, válganos la
aparente redundancia, tan arbitrarias. Destacamos, en
“compensación” a estos reparos, el acierto de unas
geometrizaciones en las tintas planas que verbigracia en
“Interior”, aseveran un dominio de los recursos del oficio y un
equilibrio en la fijación de la inventiva, de gran madurez
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